Reconocer los intangibles que dan valor a un profesional

El abanico de tareas que puede desarrollar una persona dentro de un determinado sector es muy amplio y no determina la capacidad de un profesional para realizar ciertas funciones. Basta con echar un vistazo a los diferentes  empleos que desempeña un aparejador, que van desde el BIM Manager, hasta el Quantity Surveyor, pasando por los jefes de obra o los responsables de seguridad y salud.

Son perfiles diferentes para los que tanto la formación universitaria como las actualizaciones de conocimientos postuniversitarios en forma de cursos, masters o postgrados, resultan necesarios, pero no suficientes, puesto que lo que define nuestra capacidad para acometer con unas mínimas garantías de éxito un proyecto es la especialización y la experiencia adquirida a lo largo de ejercicio profesional. En otras palabras: no basta con estar al día respecto a la profesión y los cambios que se producen en ella, es necesario adaptarse a los mismos y demostrar que se dispone de las habilidades necesarias para desempeñar una determinada función. Lo que hemos de demostrar es la capacidad que tenemos de aplicar nuestros conocimientos en el mundo real.

Estamos hablando de la práctica y la experiencia profesional acumulada a lo largo de los años de ejercicio, algo para lo que no basta con nuestra palabra, si no que necesita de la validación de una tercera persona que acredite, desde su independencia, que esa experiencia de la que presumimos es cierta. Hablamos también de habilidades y valores en el desarrollo de nuestra actividad laboral. Cualidades intangibles, a veces difíciles de explicar, pero que cobran una importancia cada vez mayor en los procesos de selección de personal, y cada vez más a la hora de participar en concursos públicos, donde las empresas necesitan exhibir de forma fehaciente y creíble la capacidad de sus profesionales para cumplir con éxito una determinada tarea.

Nos referimos, por lo tanto, a la capacidad, a la confianza y a la credibilidad. Tres conceptos fundamentales en nuestra carrera profesional, que van mucho más allá de los conocimientos que hayamos podido alcanzar. Conceptos difíciles de acreditar.

El propósito de la certificación profesional que ofrece ACP es precisamente este. Ser el tercero capaz de garantizar estos intangibles de forma veraz, puesto que han sido contrastados a través de un proceso que sigue las especificaciones de la norma ISO 17024, además de tener el reconocimiento que supone la acreditación de la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC).

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